Tu cuerpo y el amor propio. Cuando hablamos de amor propio, lo primero que te invito a hacer es preguntarte:  ¿Te amas? ¿Te respetas? ¿cuidas tu cuerpo? ¿te sientes a gusto contigo misma? ¿has podido ver tu belleza exterior e interior?

Tu cuerpo es la casa de tu alma en la Tierra

Con frecuencia, el cuerpo, se convierte en el chivo expiatorio de los desenga­ños y venenos de la mente, está rodeado por una inocencia primordial, una luminosidad y bondad increí­bles.

Se cometen muchos pecados contra el cuerpo, incluso en la religión se presenta al cuerpo como la fuente del mal, la ambigüedad, la lujuria y la seducción. Es un concepto falso e irreverente.

El cuerpo es el lugar donde se revela el alma. Es el ángel que expresa el alma y vela por ella; siempre debemos cuidarlo con amor.

A veces parece existir una misteriosa correspondencia entre el alma y la presencia física del cuerpo. Esto no es ver­dad en todos los casos, pero con frecuencia permite vis­lumbrar la naturaleza del mundo interior de la persona. Existe una relación secreta entre nuestro ser físico y el ritmo de nuestra alma. Por eso, podemos afirmar que el cuerpo es sagrado y es el ángel de la vida junto con el alma.

 

Por eso, hoy traigo para ti algunos ejercicios que puedes hacer para amarte más y mejor.

Conecta con tu manantial interior para vivir el amor propio.

Poder buscar el amor propio en lugares remotos y yermos suele ser una forma aparentemente fácil de realización, sin embargo, este amor que se busca fuera se convierte en exigencias, en dolor y pesar cuando nos damos cuenta que no se recibe, que el entorno no está dispuesto a amarnos, mucho menos si nosotras no nos amamos.

Es más, es una fuente de frustración, porque si buscamos fuera desde la carencia de amor propio, nunca recibiremos amor verdadero.

Pero, es un gran consuelo saber que hay un manantial de amor dentro de ti. Si confías en que ese manantial existe, podrás incitarlo a despertar.

Ejercicio 1: Manantial de amor.

  • Cuando estés a so­las o tengas un intervalo, concéntrate en el manantial en la raíz de tu alma.
  • Imagina ese caudal de amor, de comunión, sosiego, paz y alegría.
  • Con tu imaginación siente cómo las aguas refrescantes penetran en la tierra árida de ese lado desatendido de tu corazón.
  • Es bueno imaginarlo momentos antes de dormir. Así, durante la noche, serás bañada constantemente por ese caudal fecundo de comu­nión.
  • Al despertar, sentirás tu espíritu bañado de un gozo bello y sereno.

 

Ejercicio 2: El encuentro con mi cuerpo perfecto.

Este ejercicio es muy común, sin embargo, he de decirte que sigue siendo uno de los más potentes que he realizado.

  • Cuando estes sola, te colocas frente a un espejo, te miras a los ojos, miras tu cuerpo. Has de encontrarte realmente contigo, con tu cuerpo, con tu verdad.
  • Y decides amarte. Dilo en voz alta, “me amo y me acepto exactamente tal cual soy” “Yo soy PERFECTA” “mi cuerpo es amor y perfección”

 

Ejercicios 3: La perfección del amor propio

Cuando nos amamos realmente, comprendemos que nuestro valor personal no se determina en comparación con otra persona, al contrario, sabemos, fehacientemente que solo nosotras tenemos el poder de determinar nuestro valor.

Y, cuando intentamos comprender cuánto valemos, nos damos cuenta que nuestra perfección es infinita, que es imposible valorar la vida, nuestra piel, nuestros pensamientos, la fuerza con la que late nuestro corazón, nuestras curvas, nuestros pezones y nuestra hermosa sexualidad.

No existe nada que pueda equipararse a nuestra existencia y en ese momento, nos sentimos únicas, completas, luz divina, madre tierra, medicina, fuerzas ancestrales e inquebrantablemente bellas.

La vida está vibrando en nosotras con tanta fuerza que no podemos explicar la grandeza de cada uno de nuestros actos, de nuestras formas de amar y de cuidar.

Si conseguimos vernos hasta las profundidades del ser  comprenderemos cada pliegue del alma, cada transformación del cuerpo y, cada momento vivido, en ese momento nos daremos cuenta que todo en nosotras es sonrisa, amor y gratitud y perfección.

Ante este reconocimiento interior comenzaremos a crear afirmaciones sobre nuestra valía.

  • “La verdad de mí, es que fui creado perfecta, completa y eterna”.
  • Ahora soy perfecta, completa y eterna y seré así siempre”.
  • “Elijo vivir mi vida en función de mi totalidad y perfección. Todo está bien en mi mundo”.
  • “Soy la vida, soy la gracia y el amor incondicional”.
  • “Acepto mi infinita perfección y belleza”
  • “Soy mujer Espíritu, Madre tierra, Matriz Divina y Consciencia angelical”.
  • “Yo Soy la que Soy”

Di conmigo: “Acepto mi infinita perfección y belleza. Soy la vida, soy la gracia y el amor incondicional. Yo Soy la que Soy”

El camino a amar tu cuerpo, amar tu aspecto y sentirte cómoda en tu piel se hace paso a paso… si has sufrido alguna experiencia de dolor en tu infancia, es posible que tengas heridas abiertas que no te permitan amarte verdaderamente. Estos pasos que te estoy pasando son unos escalones, pero, desde luego que puedes hacer mucho más por ti para amarte mejor.

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