El empoderamiento femenino, es tomar tu poder, es tener el control y el dominio sobre tu propia vida.
Es ser dueña de tus decisiones, desarrollar la confianza y la seguridad en ti misma, tomar conciencia de tus propias capacidades y habilidades, acrecentar tu potencial para tomar acciones y decisiones que afecten a tu vida de manera positiva.
Cuando te haces consciente de tu poder como mujer, no se lo entregas a nadie. Ese poder es solo tuyo, desde ese empoderamiento, comienzas a conocerte y apreciarte con respeto y dignidad.
Te invito a coger un cuaderno para seguir adelante con este post, porque vamos a ir para adentro.
También te invito a poner todas tus verdades sobre la mesa. Es un riesgo y requiere de valentía.
Tu ser tiene que sentirlo, todas tus acciones tienen que darle luz y prioridad a esto, créeme que es necesario.
No vayas a medias, no lo hagas de a poco, recuperar tu poder personal es algo que se consigue si realmente tomas la decisión de tu vida y actúas en consecuencia.
Has de jugarte todo, y hacer que todas tus intenciones vean los resultados y esos resultados son los que te van a dar la fuerza para seguir.
Te voy a pasar los primeros pasos para vivir tu empoderamiento femenino, pero hay muchos más, recuperar el poder es un camino, no un sprint. Es algo que llega a tu vida y se queda como un propósito y has de ir a por todas, día a día, para siempre.
Recuperar el poder es volver a ser tu misma, es tu vida, tu cuerpo, tu esencia, tus sueños, propósitos y todo tu ser, no puedes ir más a medias tintas o meterle caña unos días y luego olvidarte de ti. Es algo que harás al principio de forma intensa y luego tendrás que nutrirte, amarte y seguir empoderándote durante días, meses y años.
El primer paso es el Amor propio:
El Amor propio es un concepto basado en la relación que se tiene consigo misma; cómo te tratas, de qué manera te hablas, en qué posición te colocas con respecto a los demás, los sanos límites que te marcas a ti misma y los que marcas a otras personas para proteger tu estabilidad física y emocional. Por eso aquí te propongo unas preguntas. Tomate tiempo y escribe.
¿Te amas? ¿cómo te tratas? ¿pones límites justos? ¿cuidas de ti misma?…
El siguiente paso es el autocuidado:
El autocuidado es básicamente todas aquellas tareas y hábitos que incluyes en tu vida y rutinas que dedicas a cuidar de ti misma, para mejorar tu salud física, emocional, mental y espiritual. Ahora, responde las siguientes preguntas:
¿Cómo te estás amando? ¿Qué actos diarios realizas para demostrarte tu amor? Si no son muchos, haz una lista de qué actos puedes comenzar a realizar para cuidarte a ti misma.
El tercer paso es la Autoestima:
La autoestima está determinada por las consideraciones que tienes contigo misma. La autoestima revela si estás conforme con tu forma de ser o bien eres negativa o destructiva contigo.
La baja autoestima puede limitar tu potencial y tu felicidad.
¿Qué consideraciones tienes contigo? ¿cuál es la visión que tienes de ti misma? ¿tienes sueños, deseos, anhelos? ¿hay algo que impide que realices esos sueños? ¿qué?
El cuarto paso es el Empoderamiento:
El empoderamiento es el proceso mediante el cual desarrollas las capacidades necesarias para poder mejorar tu propia vida.
El empoderamiento persona gesta en ti la autodeterminación y autonomía, para que puedas ejercer más influencia en la toma de decisiones en todas las áreas de tu vida y entorno.
Cuando comienzas recuperar tu poder, tu autoestima aumenta.
¿En qué áreas de tu vida te sientes sin poder? ¿Qué es eso que te gustaría ser o hacer y no puedes hacerlo? Tomate tiempo y escribe. Llora si hace falta, es muy importante reconocer donde has cedido tu poder para que puedas recuperarlo.
Ahora escribe, como te gustaría que sean esas áreas de tu vida. No tengas miedo. Imagínate como te gustaría que sea y escríbelo.
Si te has tomado el tiempo de responder las preguntas y de abrir el corazón a tu verdad, ¡enhorabuena!
Hoy te has dado la oportunidad de abrir los ojos, de ver más allá, de dar ese paso en dirección a tu sombra, tu oscuridad y mirar donde no querías ver.
Quizás aparecieron el dolor, los miedos, la vergüenza, tristeza, desconfianza, ansiedad, oscuridad, inseguridad, incomodidad y hasta desesperación o frustración.
Pero no te preocupes, si has decidido recuperar tu poder, ya estás en el camino. Mirarte de frente es comenzar a transitar el camino a tu empoderamiento.
¡Enhorabuena! Por tener la valentía de mirarte a los ojos y ver tu verdad.
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